sábado, 3 de enero de 2009

Masacre en Gaza: el mundo al revés de Condoleezza Rice


Al igual que muchos líderes israelíes, Condoleezza Rice sufre de un extraño síndrome que la hace ver las cosas al revés: confunde agresores con agredidos, ocupantes con ocupados.

Una lluvia de misiles cae sobre la franja de Gaza. Mata en apenas unas horas a 250 personas entre las que se encuentran jóvenes reclutas de la policía que estrenan trabajo (bien escaso en la franja, donde el paro alcanza el 60% tras años de bloqueo); niños, mujeres y ancianos que se encuentran en sus hogares.

Inmediatamente, el pasado sábado, ella sale a los medios de comunicaciónpara declarar: “Nosotros condenamos firmemente el ataque sobre Israel y hacemos responsable a Hamás”.

Como señala Mark Steel en The Independent, apelando a la vieja ironía británica: “Alguien debería preguntarle sobre los adolescentes que apuñalan a gente en la calle, para ver si ella responde: Condeno firmemente a la gente apuñalada, y hasta que no abandonen la práctica de ir por ahí sacudiendo la cintura y sangrando, no habrá esperanza para la paz”.

En otras palabras, EEUU le da unos 3.000 millones de dólares al año a Israel en ayuda militar (entre 1949 y 2001 recibió: 94.966 millones de dólares). En lugar de usar este dinero para retirar a los colonos de Cisjordania y poder crear un Estado palestino, yendo así a la causa del problema y respondiendo de una vez por todas a la obligación moral y jurídica que tiene desde 1967, Israel compra aviones F16, helicópteros Apache y misiles Hellfire con los que bombardea la franja de Gaza. Comete la peor masacre de su historia. Pero la culpa es de Hamás por su "ataque contra Israel".

La ocupación es palestina

Hoy, cinco días más tarde, la cifra de muertos alcanza los 425 y la situación humanitaria en Gaza es más desastrosa aún si cabe. El gobierno israelí, una vez más niega el acceso de ayuda, como lo hace sistemáticamente desde hace casi tres años, inclusive durante la última tregua con Hamás, cuando no caían Kassam sobre Israel pero éste sí lanzaba hambre y devastación sobre los palestinos (os recomiendo encarecidamente la lectura del brillante artículo de Mónica Prieto:Desmontando los tópicos de Gaza).

Condolezza Rice, después de hablar con Bush, sale y declara esta tarde ante la prensa: “Acusamos a Hamás de mantener cautivos a los habitantes de Gaza”.

Los habitantes de Gaza no pueden huir porque alrededor de la franja, que tiene 365 kms2, donde no está el mar poblado de patrulleras hebreas, hay un gran muro. Ese muro lo controla Israel. Pero no sólo no deja salir a nadie, ni siquiera a losenfermos que necesitan atención urgente, sino que apenas permite el ingreso de medicinas, combustible o alimentos (el 46% de los niños de Gaza sufre anemia severa, el 30% desnutrición crónica).

Inclusive antes de que Hamás consiguiera el poder de la franja en 2007, ya Israel ejercía su férreo bloqueo humano y material (como documentamos en este blog desde el terreno y en el libro “Llueve sobre Gaza”). Inclusive antes del secuestro del soldado Gilad Shalit, en junio de 2006, ya la que es conocida como "la mayor prisión del mundo" estaba cerrada a cal y canto.

Inclusive antes de que se fueran los colonos en septiembre de 2005, el control era férrero. Aquellos ocho mil colonos judíos que vivían en Gaza y que ocupaban el 40% del territorio. Para protegerlos del millón y medio de palestinos que vivían hacinados en el resto de la franja, los soldados israelíes imponían constantes toques de queda, registros, realizaban bombardeos, detenciones seguidas de torturas y vejaciones.

De hecho, Gaza se comenzó a cerrar mucho tiempo atrás, al final de los años noventa, antes de la existencia de los misiles Kassam, cuando la mano de obra palestina comenzó a ser reemplazada por extranjeros, como explica Robert Fisk con cifras reveladoras en su libro "La gran guerra por la civilización".

El final de un régimen nefasto

A esta altura, la señora Rice puede decir lo que quiera. Puede repetir un millón de veces la palabra terrorista. Puede hasta decir que los palestinos no aman a sus niños y los usan como escudos humanos.

Su prestigio la precede: ha sido uno de los ejes fundamentales de la que es aclamada unánimemente como la peor administración de la historia de EEUU. Deja detrás de sí un mundo más inseguro, desigual y violento. Desde Somalia, donde acaba de renunciar el presidente Abdullahi Yusuf y Al Shabab ya lanza amenazas contra Occidente, pasando por la devastada Irak, hasta llegar a un Afganistán en el que los talibanes no dejan de ganar terreno.

Ha formado parte de un gobierno que provocó cientos de miles de muertos, que detuvo ilegalmente, que torturó, que mintió, mientras trataba de imponer al mundo el delirante proyecto de los neoconservadores, mientras hacía más ricos aún a los empresarios amigos (seis mil millones de dólares para Eric Prince y demás mercenarios desde 2001).


Se va como empezó: entre mentiras y manipulaciones, con las manos manchadas de sangre de gente inocente.


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